Muchas gracias, señora Alcaldesa – Presidenta, por su amable invitación en un día emotivo y tan lleno de significado en el que evocamos un período único de nuestra historia. Gracias también al resto de compañeros de Corporación por su presencia, a todos los asistentes también y en especial, a los trabajadores municipales que después de una larga vida de servicio público hoy reciben un más que merecido homenaje. A ellos traslado todo el afecto y el reconocimiento del Partido Popular de Almonte.
Permítanme empezar mi intervención haciéndoles partícipes del gran honor que es para mi dirigirme a todos ustedes en este acto conmemorativo del aniversario de la Constitución Española. Cuya celebración merece el mayor reconocimiento de todos los que formamos la gran familia del Partido Popular en Almonte; pues gracias a ella y a su amparo, España, y por ende Almonte, viven hoy en democracia y libertad.
Si España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, hoy podemos celebrar la Constitución como ese instrumento fundamental que ha logrado a través de más de cuatro décadas construir y garantizar un espacio para la paz, la felicidad y la prosperidad del conjunto de nuestra Nación. Desde el Partido Popular entendemos la Constitución como un gran pacto nacional de convivencia entre los españoles. Un acuerdo por la concordia y la reconciliación, por la democracia y la libertad.
“Son años de decisión. Tenemos que ocupar nuestro sitio exacto en el mundo actual. Si dejamos, por indecisión o por incapacidad, pasar el tren de la historia, no tendrán solución nuestros problemas económicos, sociales y políticos”.
D. Manuel fraga iribarne
Con estas palabras se manifestaba D. Manuel Fraga al referirse a la Transición Política. Y los españoles supieron entonces estar a la altura fraguando un proceso del que todos podemos sentirnos orgullosos porque en el espíritu, en los valores y en los ideales que inspiraron este periodo de nuestra historia encontramos la mejor España.
Ese espíritu, esos valores e ideales, no podemos ni olvidarlos ni desvirtuarlos. Y no podemos hacerlo porque son la base del consenso político y social que resuelve las diferencias históricas entre los españoles y superan una sociedad históricamente enfrentada y dividida. Por tanto, debemos revitalizarlos desde el entendimiento, desde la voluntad de una clase política que debe erigirse como ejemplo para el resto de la ciudadanía respetando las ideas de los demás, comprendiendo y aceptando las diferencias y poniendo fin a la intolerancia.
En estos tiempos de gran controversia política, de crisis sanitaria y económica, estamos sufriendo graves amenazas de quienes están interesados en romper este hábitat de convivencia incubado bajo la protección constitucionalista. De un lado los nacionalismos separatistas y radicales que intentan quebrar la soberanía constitucional, y de otro, los localismos irresponsables que cabalgando sobre la demagogia buscan permanentemente soliviantar la confianza de los ciudadanos con el único objetivo de medrar.
Las voces que de forma radical están aprovechando el avance de los nacionalismos y los localismos exacerbados, y siembran dudas y desafección sobre nuestro modelo de convivencia , comparten el mismo arma para conseguir sus objetivos: El Populismo.
Lo ciudadanos tienen que identificar estas voces que están apelando a los más bajos sentimientos, aprovechando instrumentalmente el anonimato en las redes sociales además de la situación de crisis que estamos sufriendo para conseguir sus objetivos, y diferenciarlos claramente de las organizaciones que estamos trabajando desde el rigor, la transparencia , la honestidad y la lealtad constitucional.
Si los ciudadanos se dejan arrastrar por los extremos, sean estos del signo que sean, volveremos a cometer los mismos errores del pasado.
Por eso, celebraciones como la de hoy deben ir más allá de lo simbólico. Porque la Constitución nos ha dado las herramientas para que los verdaderos constitucionalistas luchemos contra estas amenazas, y esas no son otras que su mandato permanente de concordia, la voluntad de entendimiento a través de la palabra, la razón y el derecho; la vocación de integración y el ánimo, solidario y generoso, que edifica y cohesiona a las sociedades que miran hacia el futuro. Hagámoslo posible.
Viva España y Viva la Constitución Española.